Primer documental con el que el FC Barcelona inicio el proyecto de Barça Studios, una plataforma OTT con contenidos exclusivos producidos y comercializados por el propio Club. El proyecto fue un encargo para conmemorar el 40 aniversario de la obtención de la primera Recopa de Europa, el primer gran título Europeo del FC Barcelona. 

El rodaje fue especial, porque pudimos dar testimonio a toda una generación de exfutbolistas que crecieron con nuestros padres, y que hoy en día, son auténticas leyendas. También fue la última oportunidad que tuvimos de reunir a la práctica totalidad de ese grupo humano tan especial. 

Para mí, supuso todo un estímulo trabajar con un montón de películas originales caseras rodadas por los propios aficionados durante aquella mítica final, dando testimonio a un universo que 40 años más tarde ya ha desaparecido. En este sentido, en el documental hay una clara voluntad de atrapar el tiempo fílmico que pertenece al pasado. Uno de los aspectos que más me interesó en la construcción de la pieza, desde el punto de vista de la mirada, fue poder "congelar" simbólicamente el tiempo en el montaje y poder ir saltando temporalmente de época rodando en las mismas localizaciones donde transcurrieron los hechos cuarenta años antes.

La pieza también rinde homenaje, a la mirada del desaparecido fotógrafo barcelonés Horaci Seguí (Barcelona, 1930-2024), quién desarrolló su oficio en múltiples campos como la fotografía musical, la deportiva o la política. La cámara de Seguí fue un testimonio de excepción en aquella mítica final entre el FC Barcelona y el Fortuna de Düsseldorf, poniendo color y contraste con su mirada a aquellos acontecimientos. Cuarenta años más tarde, cerramos el círculo, y le propusimos a él, qué con su cámara de entonces, nos hiciera un retrato del grupo de futbolistas y aficionados que estuvieron presentes en Basilea.

Destacar la labor y entusiasmo de los guionistas Albert Cid y Robert van Eeckhout por el proyecto, sin los cuales, la pieza no hubiera sido posible. Gracias a su perseverancia, y al talento del montador Alberto Amil, pudimos realizar un auténtico viaje hacia atrás en el tiempo para revivir los hechos.​

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